viernes, 27 de noviembre de 2009

NO ME SIENTO COMO YO











Por José Talavera

(A la sencillez del verbo)


El principio

No me siento como yo,
aun sin perder la entereza,
y se aleja aunque se quede,
y se queda pero duerme.

Te veo distante y me marcho,
te veo con tristeza y me apago,
te veo tan cerca y me acerco.

Ves las rosas del jardín
y yo percibo su olor,
oyes a un niño gemir
y yo callo su lamento,
miras el mundo pasar
y yo registro el trasiego,
andas por otro camino
y yo certifico tu impronta.

Tú inadaptable, yo rebelde.
Tú con encanto, yo agradable.
Tú lenguaraz, yo hablador.
Tú en silencio, yo sucinto.

Tu mirada se aproxima
y observo mejor cada cosa.
Tus manos buscan objetos
y yo ejercito mi tacto.
Tus sueños llegan de noche
y yo los cuento en el alba.

No me siento como yo
aunque la entereza aguarde.
No me siento como yo,
me siento como tú,
pero, ¿por qué?



El fin

No me siento,
¿qué he perdido?
No me siento,
¿qué he ganado?

He perdido la ilusión:
escucho tu carcajada
y doy rienda suelta a la lágrima,
percibo tu corazón
latente y fulgente y caliente
y soy digno de aneurisma.

He ganado la carencia:
más allá del desengaño
nada me da contenido,
te he perdido
cuantas más te he diez mil veces conocido,
te he perdido.

No me siento,
silencio,
no me siento.


La nada

Anoche advertí el vacío.
Ni todo el estruendo del orbe
me habría otorgado consciencia.
Perdí el alma sin morir
sabiendo que tú lo habías hecho.

Sólo deseo no sentir
y olvidarme de la vida.
La vida que no me merezco.
La vida que no me merece.

Sólo deseo no sentir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario